martes, 7 de junio de 2011

Un grito de amor desde el centro del mundo


Tan sutil como lo nuestro

Se encuentran siendo unos niños, no se perciben entonces como una posibilidad sino como mera existencia con la que compartir responsabilidades escolares. Sakutarô y Aki, son dos alumnos que van creciendo en un ambiente protegido. En el camino hacia la adolescencia su curiosa y simple amistad va derivando en sentimientos mucho más profundos, pero igual de tranquilos. Lo apacible de esta historia se ve sacudido por una sombra funesta que los separará para siempre y que le otorgará a cada uno una nueva visión madura y compleja sobre lo que es la vida y la existencia del ser amado.


Una piedra se hunde en el agua

El sentimiento de algo frágil que puede romperse y que, de hecho, se rompe, empapa toda la novela. La pérdida del ser querido se asoma por las páginas. Se reflexiona sobre la muerte y la distancia. Gracias a las conversaciones que Sakutarô mantiene con su abuelo, vamos hundiéndonos más en la idea de la eterna permanencia a pesar de que lo físico no comparta el mismo espacio. No tiene nada que ver con cielos, ni infiernos. Aquí no hay fantasmas. Sólo las reverberaciones de un amor que se ha detenido en el plano menos importante, pero que sigue latiendo en campos en los que un humano puede trascender más allá de su propio concepto.


Una cápsula del tiempo y una postal de aquel verano

Estamos ante un libro pequeño, tan pequeño que sin darte cuenta se te habrá encajado en una costilla y ya nunca saldrá de ahí. Tenía miedo de que fuera una historia ñoña, edulcorada en grado sumo, pero estaba equivocado. El autor no abusa del sentimentalismo y nos invita a entrar en el mundo privado de dos enamorados que saben de antemano que van a perderse. Junto a ellos recorremos islas deshabitadas, cerezos en flor, primeros besos, secretos enterrados y puntos de vistas dispares que le otorgan al relato un aspecto bastante sólido dentro de su naturaleza efímera.

He de admitir que he llorado un poco. Y aunque no me gusta racionalizar las emociones que un libro me despierta –los trucos mejor no explicarlos-, sé cuál ha sido el motivo. La autenticidad. Un grito de amor desde el centro del mundo carece de ambición. No te promete nada. Y justo por eso se queda contigo. Porque en su silencio es sincero. Porque no explica nada que no conozcas. Porque el dolor implícito de sus personajes acaba tocándote en los dedos al pasar la página. Pero pasará el malestar, como las estaciones, como el otoño.



¿Cuál crees que es el verdadero carácter de la belleza? […] En la vida hay cosas que pueden realizarse y otras que no. Las que se materializan las olvidamos enseguida. Sin embargo, las que no podemos realizar, las guardamos eternamente dentro de nuestro corazón como algo muy preciado. Éste es el caso de los sueños o los anhelos. Me pregunto si la belleza de la vida no residirá en nuestros sentimientos respecto a aquello que no se ha cumplido. Que no se haya realizado no quiere decir que se haya malogrado inútilmente. Porque lo cierto es que ya se ha materializado como belleza.

miércoles, 1 de junio de 2011

1Q84


La Dama de la Aguja

Aomame. Entrenadora personal y masajista, de día. Asesina a sueldo, de noche. Sus víctimas son hombres que han abusado de personas mucho más débiles que ellos, hombres que merecen ser castigados clavándoles un aguijón. Esta doble vida que se abre ante Aomame es una dicotomía violenta más de las muchas que acampan en su vida. La pertenencia durante los años de infancia a la secta Asociación de Testigos y su consecuente exclusión social por ello, dista mucho de la mujer en la que se ha convertido ahora, atractiva, fría, exitosa. O la búsqueda de hombres que la sacien, para no ensuciar el sentimiento puro que atesora hacia la única persona a la que ama. Pero si hubiese que destacar una dualidad en la vida de esta asesina es aquella que se produce con la mayor de las sutilezas, esa que no se percibe a simple vista que pero que esconde un vórtice arrollador. Ese cambio en el que no hay vuelta atrás cuando, sin saber cómo, cruza a otro mundo.



El escritor fantasma

Tengo. Profesor de matemáticas y escritor con talento que aún no ha publicado nada, se ve envuelto en un escándalo editorial en potencia cuando se le encarga la reescritura de La crisálida del aire opera prima de Fukaeri, una chica de 17 años aparentemente autista. La historia narra las vivencias de una niña dentro de una secta en la que aparecen unas pequeñas criaturas llamadas Little People empeñadas en cambiar el curso de los acontecimientos en función de sus propios intereses. La vida de Tengo empieza a cambiar cuando se empieza a dar cuenta que quizás lo relatado en el libro que ha reescrito sea menos ficticio de lo que supone.


Dos lunas en la misma órbita

Aomame y Tengo. Sus vidas están conectadas por muchísimos puntos. La historia de cada uno gira en torno al mismo eje de gravedad. Se rozan sin tocarse, se sujetan el uno al otro desde la distancia. El enemigo común no tiene cara, pero la presión amenazante rodea a estos dos personajes que entienden que ya nada será igual. Como el mundo en el que viven, cuyas dos lunas sólo percibidas por algunos marcan el ritmo de los acontecimientos, ellos dos ejercerán una fuerte influencia sobre el desfile de personajes que aparecerán para darle complejidad y fuerza a una historia ya de por sí gigante. El profesor Ebisuno, tutor de Fukaeri. La señora de la Casa de los Sauces, que le ofrece los objetivos a Aomame. O Ushikawa, un hombre extraño y repugnante que chantajea de forma sutil a Tengo.


El mundo del espejo

Lo ha vuelto a hacer. Y cada vez lo hace mejor. Haruki Murakami (Kioto, 1949) mira hacia un hipotético 1984 para hablar del mundo de hoy. ¡Y qué viaje! Su estilo más maduro que nunca nos sumerge en una trama poliédrica, reflectante, metalingüística sin parangón en el que todo queda cuestionado, en el que nada es lo que parece. Una historia de amor con gran carga política. Una historia sobre el adoctrinamiento cimentando sobre lazos afectivos. La influencia de Orwell acampa sobre los acontecimientos, y es que la distopía del autor inglés reverbera de una forma temible aquí pero con un maquillaje mucho más sútil. Lejos de ese monstruo identificable que era el Gran Hermano, tenemos a esas sombras chinescas que son la Little People, cuyo cometido parece similar: ocultar la transición que sufrimos de nuestro mundo a otro, en el que el control se escapa de nuestras manos y nuestra voluntad carece de peso. Espejos a los que hay que darles permiso para que reflejen aquello que se ha postrado ante ellos.


Continuará

Esta historia queda inconclusa. Murakami ha diseñado 1Q84 como una obra en tres partes. Este volumen publicado por Tusquets en febrero de este año contiene los libros 1 y 2. El libro 3 tiene establecida su fecha de publicación en otoño. Hasta entonces quedan suspendidas esas decisiones finales de Aomame y Tengo, como si se tratase del cliffhanger de una serie de éxito. ¿Qué sucederá con ellos dos y con el universo al que han sido lanzados? Octubre será el mes en el que volvamos otra vez a 1984, o a su gemelo extraño, hipnótico y alienante.

Actualización: Reseña Volumen 3 

La mayor parte del mundo nuevo se sirve del mundo que yo conozco tal y como es. Por eso no noto en mi vida diaria casi ninguna merma. Pero probablemente, a medida que vayan avanzando las “partes transformadas”, a mi alrededor irán surgiendo diferencias más grandes. El margen de error se irá hinchando de forma progresiva. Y, en función de la situación, ese margen podría dañar la lógica de mis actos y hacerme incurrir en un error fatal. Si eso sucediera, me costaría literalmente la vida.