miércoles, 7 de noviembre de 2012

La historia de tu vida



1001 futuros que debes leer antes de morir

¿Qué forma tendría el Universo si rompiéramos el hipotético techo y pudiésemos mirarlo desde otra perspectiva? ¿Cuál es el talón de Aquiles de una mente hiperdesarrollada capaz de entender el funcionamiento de la realidad? ¿Cómo salvarías a alguien que amas si ésta descubre que el engranaje con el que se mueve el mundo es una falacia? ¿Y si se solaparan pasado, presente y futuro en tu percepción dando origen a recuerdos de cosas que no has vivido aún? ¿Cómo protegerse de desastres naturales con forma de ángeles anunciadores? ¿Negaríamos la belleza si pudiésemos desactivarla de algún modo de los ojos con los que observamos? 

Preguntas, teoremas, refutaciones, ecuaciones que dan pie a pequeñas llamas, que originan hogueras especulativas donde arde el mundo conocido.  La transformación del fuego da lugar a un futuro lleno de opciones. A veces un futuro terrible, a veces un futuro cercano. Pero siempre sorprendente en forma y consecuencias.


Éste es el retablo que nos pinta Ted Chiang en su antología. Ocho cuentos que transgreden géneros, estilo y voces narrativas para jugar con las ideas más espeluznante con las que me he encontrado en mucho tiempo. Pasados especulativos, presentes maniqueístas, futuros diseccionados que nos dan una pista sobre nuestros pasos como especie, nuestro criterio a la hora de entender el mañana.


Humanismo cientificista

Leer a Ted Chiang es un placer estético. Es difícil encontrar literatura especulativa con tanta carga de información en el que en ningún momento te sientas sobrepasado por el aluvión de ideas al que te ves expuesto. La historia de tu vida es una de esas excepciones. Es innegable el proceso de documentación que Chiang ha llevado a cabo a la hora de escribir estos cuentos. A veces pensaba que el autor a parte de escritor también era físico; otra veces, arquitecto; otras, lingüista. Maneja con tanta soltura tantos campos científicos que uno no puede más que alabar la inteligencia del autor o, al menos, su capacidad de transformar en literatura cientos de datos de multitud de ramas de conocimiento.

Otra a cosa a destacar de esta antología es la importancia del ser humano dentro del salto cualitativo o el avance tecnológico que nos presenta el autor en cada cuento. Más allá de recrearse en lo inverosímil, nos coloca en el ojo del que sufre o se beneficia de lo que allí sucede. Movimientos sociales, la comunidad aislada, el desequilibrio de la pareja, el duelo por la muerte de un ser querido. Es aquí donde Chiang da el Do de pecho. Donde brilla, donde vuelve humano al extraterrestre, donde convierte la tecnología en una prolongación de nuestras ansias de ser mejores, de nuestra necesidad de ser queridos. Ése es el secreto de Chiang, engrandece lo atemporal del hombre dentro de una autopista de avances y evolución en cambio perpetuo. 


Cuando éramos mayores   

La ficción de hoy es lo cotidiano de mañana. Lo que hoy son fuegos artificiales, mañana es fuente de calor. La tecnología avanza impaciente por recodos aún no transitados por el hombre. Gira hacia direcciones inesperadas, se para, coge aire y salta. Eleva la mano, nos indica dónde se encuentra. Nos otorga breves segundos para ser alcanzada y sigue su carrera imparable. Fatigados ante la velocidad, asustados al no reconocer el lugar en el que nos encontramos, seguimos sus pasos. La conciencia adulta nos pide una tregua. Un reposo. Entender. El ánima infantil reverbera y continúa la persecución. El futuro es ese estímulo que erradica de un plumazo ese anquilosamiento emocional que es estar vivo hoy.


…crecer con la cali. Para ser sincera, no es gran cosa cuando eres pequeña; como se suele decir, aquello con lo que creces siempre te parece normal. Sabíamos que había algo que los demás podían ver y nosotros no, pero era sólo algo que nos producía curiosidad.
Por ejemplo, mis amigas y yo veíamos películas e intentábamos adivinar quién era realmente guapo y quién no. Decíamos que lo notábamos, pero en realidad no era así, no con sólo mirarles la cara. Nos basábamos en quién era el protagonista y quién su amigo; siempre se sabía que el protagonista era más guapo que el amigo. 

2 comentarios:

  1. Qué decir de esta reseña... Fabulosa, una tentación más a la que me va a costar mucho resistirme.
    Por lo que dices contiene muchos ingredientes que me atraen; va a ser uno de los que pida a Santa Claus ;)

    Un abrazo

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  2. Sí, conociendo tus lecturas creo que no te va a decepcionar. A ver si coincidimos en opiniones!

    Gracias por pasarte Jordi!

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